PÁJAROS Y AVES DE LA PENÍNSULA DE ARAYA

Abstract

Más del 40% de las aves que habitan en América del Sur han sido encontradas en Venezuela. Para la presente investigación en cuanto se refiere a su taxonomía, la misma ha sido empírica, lo cual no significa que sea artificial. Mi trabajo se ha limitado a hacer una breve descripción de las aves que he observado in situ y el de hacer una referencia sui géneris de las especies aquí mencionadas. Mi deseo es ahondar más en ello, pero no cuento con los recursos económicos para los mismos, pero seguiré persistiendo hasta lograr una clasificación de las especies mencionadas en mi libro ATLAS DE LA PENÍNSULA DE ARAYA hasta donde me lleven mis fuerzas, no mis recursos. Dejo esta investigación a las instituciones públicas y privadas para que la corroboren y realicen estudios científicos de la misma. La burocracia y el fanatismo político irresponsablemente han dejado atrás tantos legados que, por ley y conciencia como país, deberían preservar para tener una memoria como nación civilizada. Quiero aclarar que tanto las citas, investigaciones e ilustraciones de otros autores mencionados en la parte bibliográfica, se mencionan para preservar su parte legal y de autoría, puesto que los estudiosos de esta rama saben lo difícil que es fotografiar y describir cada especie: se necesitarían años de investigación para tal fin. Tanto las fotografías como las ilustraciones aquí expuestas de otros autores las iré suplantando a medida que vaya fotografiando y observando in situ cada especie para que el lector detalle con claridad y sencillez cada especie. Todas las aves mencionadas en la presente obra las he observado a simple vista o con la ayuda de binoculares, por eso doy fe de ello después de más de veinte años de investigación. La misma va precedida de los caracteres específicos de cada género en lo que corresponde a aspectos, dimensiones, anatomía, fisiología, migraciones, y algunos datos curiosos sobre ellas que he observado. La península de Araya, casi en su totalidad, conforma una especie de bosque semiseco o de Bosque Espinoso Tropical, en su mayoría de vegetación xerófila, desde el nivel del mar hasta los 200m. de altura (salvo el cerro El Torme, el cual tiene 600m, el más alto de la península) con una temperatura anual promedio de 24 oC y una precipitación anual que oscila entre 250-500mm. (Ver mi libro Atlas de la península de Araya). La zona es netamente de vegetación espinosa y de hojas pequeñas, muchas de ellas tóxicas. La misma forma un ecosistema “cerrado”, muchas especies conforman la misma fauna a todo lo largo de su geografía, salvo excepciones de las migratorias, tales como los flamingos, las corocoras (Ibis), etc., las cuales vienen de Bonaire, vía los Roques, golfete de Cuare en falcón, laguna de Tacarigua y Chacopata; otras, de las lagunas antes de llegar a Carúpano, del delta de Paria, y de migraciones locales entre Cariaco y Cumaná (ver mapa migratorio). Conocí de unos casos en que, debido al cansancio, algunas de estas aves (flamingos) caían sobre Araya y otros sitios. Lamentablemente las personas que la tomaron en cautiverio desconocían que sin la base de su alimentación (especialmente algas y crustáceos) perdían su coloración y por ende, a la larga, morían. Lo más recomendable en estos casos es llevarla a la laguna de Chacopata o donde se vean otros congéneres y soltarlas. A decir de algunos autores, la expansión de un animal puede ser obstaculizada o favorecida por elementos físicos (temperatura, presión, grado de humedad, intensidad de iluminación, etc.) y químicos (acidez, concentración salina, concentración de oxígeno ambiental, etc.). Cada especie tiene sus exigencias y trata de adaptarse a ellas o, en última instancia, emigrar. La posibilidad del ambiente, además, está condicionada por la disponibilidad de alimentos, o sea, la biomasa en que interactúan con los demás organismos y vegetales.